descicletado

Estaba pensando en seguir escribiendo un borrador acerca de este fin de semana, ya que últimamente en eso me estoy yendo; semanas, sábados y domingos, etcéteras... A mis amigos, con quien ciertamente compartí, a pesar de la crisis por la muerte del tío Peyo, hermano menor de mi padre, les pido disculpas si no los menciono en esta entrada como yo creo que debiera de ser, aunque en estos momentos tengo tanto odio, que de seguro ni la redacción de estas palabras concuerde o resulten ser de forma alguna gratas.

Hace una hora me di cuenta: me robaron la Bicicleta. Al principio, no me enojé, no me hice mala sangre, porque de seguro no soy el único en este día a quien lo despojaron de algo. Pero camino a casa, pedaleando la bicicleta de Andrés, mi hermano, me sentí más que impotente, porque no sólo era mi bici, la que compré con el dinero que heredé de mi abuela, sino que además es mi único medio de transporte, y que descaro del concha de su madre que entró al patio de mi ex casa y cortó la reja donde estaba encadenado mi vehículo a pedales.

Quedé como un pobre peatón con bici prestada, a regañadientes...A lo mejor tengo mala suerte, o como dice mi hermano no cuido bien las cosas. Pero esta noche silente me iré a dormir, despechado porque desde mañana, cuando devuelva la bicicleta a mi hermano, iré caminando a todos lados, al menos hasta que encuentre un trabajo decente y pueda costear otra fiel compañera urbana, que aguante mis caballadas en la calle, surcando las ciclovías y las ahora estancadas idas al cerro San Cristóbal que me habían dejado entusiasmado.

Nada más en esta noche de mierda.