Una señora de apellido Lepe está tratando de enhebrar una aguja. Sentada en la vieja silla de mimbre no logra alcanzar su meta, pero no se enoja y llama a una de sus nietas para que la ayude. La observa silenciosa y le recuerda a como era ella cuando niña, unos rasgos étnicos que pocos en su familia heredaron, esos rostros característicos le traen nostalgia. Esa abuela pasó por uno y mil conflictos para salir adelante; hija de mineros, agredida muchas veces no desistió. De niña se consideraba como bien atenta y muy vivaz, no le pasaban gato por liebre y eso que fue anulada su oportunidad de ir al colegio -las niñas se quedan en la casa y no tienen porqué estar hueveando con los libros esos-le decía su papá. No tuvo mayores problemas para adaptarse a lo que ella misma llamaría como la carga de existencia diaria, la cuota del alma. Se ganó la vida lavando ropa y trazó importantes metas a seguir. El rostro furioso de su padre se lo llevó una noche de alcohol a destajos con el suave y mojado paso de la camanchaca. La señorita Lepe siguió con sus labores y armó una modesta típica familia.
Aprendió a leer con sus hijos y les inculcó valores que en la ciudad no se consiguen, porque la humildad y vivencias para ella resultaron como la mejor de las experiencias en aquella árida zona minera. La señora Lepe enfrentó límites y desechó barreras. Pudo presenciar a la tercera generación de su familia entrar a la Universidad, siguió impartiendo ese aplomo y cosechando los mejores frutos para quiénes compartían sus genes.
Tuvo un enemigo: la diabetes no quiso dejarla tranquila y comenzó a atacar su vista, preciado tesoro al cual le enseñó a leer para entretenerla y no perderse conversación interesante alguna, para estar a la par con los aplicados de la familia. Se mantuvo tranquila y gradualmente las imágenes se veían borrosas, los retratos familiares donde aparecía ella sentada alrededor de todos los suyos estaban destiñéndose en su retina. La abuela Lepe aceptó su ceguera pero no la idea de vivir con ella. –Ya no puedo leer, es mejor morirse-le dice a su nieta que aún intenta pasar el hilo blanco por el ojo de la aguja.
Deja su canasto costurero de lado y al tiempo que se sacude las pelusas de la falda le echa una última mirada a la foto más reciente de su familia, aún puede distinguir la regordeta y amable figura que le hace recordar a sí misma. No se inmuta o petrifica. Con un sutil gesto de la cabeza llama a su nieta y le pide la aguja, la enhebra ella sola y se acomoda nuevamente en la silla. La abuela Lepe prefiere zurcir y leer hasta quedar ciega que esperar a morir sin haber visto nada.
*Cuento dedicado a Patricia Vivanco.Gracias por todo.*Con este escrito me juego la postulación al taller de narrativa por tercera vez.*Imagen sacada de un blog donde tuve la oportunidad de leer una entrada que realmente me conmovió. http://alvarosinalba.blogspot.com
16 comments:
Tanto tiempo sin verte. Espero que alguno de estos días nos veamos por ahi... ¿ya mandaste algo a Santiago en cien palabras? si no es así, manda algo, que me encanta como escribes, sé que cien palabras son muy poco, pero una idea alcanza a expresarse.
Saludos para ti y tu hermano!
que esten bien los dos!
k.A.T.y t.A.T.u
PD: respecto a los velcros, ¬¬ ...Aunque igual sería interesante!
Tengo dos problemitas mínimos con tu cuento: uno tiene que ver con cómo están insertadas las dos intervenciones de los personajes (no sé, los guiones me quedan poco limpios) y, obviamente, el "la cual". Jajaja.
Me gustan los detalles, no sé, "rasgos étnicos" porque es tan amplio y la vez tan acotado, la muerte del padre, aprender a leer, la aguja, aunque quizá me quedó un poco explícito el final. Como las moralejas.
(¿Viste? Si yo también puedo decir cosas buenas de tu cuento. No te odio.)
Me acabas de acordar a mi abuelita. Ahora está acostada viendo tele y tiene una señora para que la cuide y mi mamá se puso a botar cosas que recogió en su casa: entre las que se salvaron hay tarjetas dedicadas a ella por su santo a los 15 y 17 y muchas fotos de nosotros, los hermanos, cuando éramos más chicos.
De nuevo no hay saludos para mí!!
Te quiero ♥
Cristóbal:
"Leer hasta quedar ciega que esperar a morir sin haber visto nada", que buen recurso narrativo para acercarnos el concepto de vida no? Muy bueno la verdad.
Por otro lado, la foto es sútil, excelente, representa la idea de "la abuela" que sufre durante el transcurso de su vida.
Saludos!
Hola Cristóbal, la verdad que te pasaste!, muy intensa la historia y movilizadora para todos los que valoramos la vida y hemos estado rodeado de seres que nos inculcaron pelearla hasta el final.
La fotografía que ilustra el relato crea el clima ideal. Te felicito de corazón.
Seguramente va a dar mucho que hablar el cuento corto que acabamos de leer con tus visitantes. Habla mucho de tí y de tus valores humanos.
Seguimos en contacto, y gracias por tu e mail con foto, otra vez.
Fer ;)
Posteando desde el blog recién generado de mi curso de la Universidad por el fabuloso Carlos Zarate, ganas tenía de venir a verte-leerte, y me sorprendo. Una porque tenía toda la idea de eso de postular al taller con un cuento xD y otra que la Pauly está toda tecnicista con sus vocablso y blah blah... jaj.
Luego paso otra vez.
Besitos. (L)
Aleah
Qué locura y tontera!!!
A mi me gustan también esos detalles que menciona PAULY.
Acá saludando.
Sergio.
Nota Bene: ajá, por lo que se en la foto, usté es hombre de pelo en pecho...
lindo escrito, me parecio familiar, mi abuela tiene algo parcido... lindo cuento segui escribiendo!
Me gustó. Dan ganas de más.
Suerte con el escrito!
Saludos,
Karolina
Saludos!...
Quieres bailar?...It´s the show time!
:)))
Me gustó muchisimo. Lindo lindo.
Te mando todas mis fuerzas paa que te acepten en tu taller de narrativa.
Te leo.
Un beso
bye bye*
que buen detalle para patty.
Cuando terminé de elaborar un poco más este cuento, me gustaron mucho las imágenes en este. Son como tan cercanas y perceptibles...
Gracias por los comentarios!
Me costó volver, pero heme aquí.
Cristóbal (...) obviamente que te van a seleccionar para el taller, y más con este cuento que es particularmnete hermoso, porque no tiene otra palabra, está hermoso.
Me encanta cómo escribes estas cositas, te quedan tan bien hechas, que motivas a los demás, estoy segura que esa es uno de los efectos secundarios de leerte, acercarnos a las letras otra vez. Y te lo agradezco, porque en mi mundo sin-tiempo me es fácil perderme entre maldita tablas de excel, números, fórmulas y trabajos fríos de periodista aficionada de momento.
Si quedo, la cosa excelentísima es que probablemente los pueda volver a ver con más frecuencia, y por mi ir conociendote a través de entradas no me queda más que esperar eso, aunque ojalá que el momento no me resulte tan bochornoso como esa vez que quedé abstraída de todo como en un shock interno, imperceptible por los externos xD
cariños (L)
Fer
Mil besitos y Feliz Fin de semana
Besos para todas as abuelas!!!
Vem bailar? :)))
Cristóbal: Me encantó el cuento, tiene ritmo, está muy bien llevado, cada personaje bien definido. ¿Sabes?, la historia me trae a la memoria un libro chileno que estoy leyendo y que lo compré en la Feria del libro de mi país, se llama "Cartas de la Memoria", Patrimonio Epistolar de una generación de mujeres Chilenas, de Malucha Pinto. El libro que recoge cartas maravillosas de mujeres de todos los estratos sociales, me ha llevado a tu cuento.
Te felicito, realmente es muy bueno.
Maya
Me encantó el cuento: es muy real y no sólo porque los personajes están bien realizados, sino por las sensaciones que produce y las identificaciones que facilita.
Me encantó.
Un día voy a poder decir: ése que ahora es un escrito famoso, comentó algunos de mis posts... (Y voy a atener los comments impresos en cuadros en la pared!!! ja ja ja)
Post a Comment