Thursday, May 07, 2009

Carta de agradecimiento del Hijo Ilustre


A mi querida comunidad cauquenina,

La alegría que me invade estos días se hace presente a través de estas líneas, en las cuales expreso el inmenso orgullo y honor que siento al verme recordado por mi natal Cauquenes, lugar del que nunca me he olvidado. Circunstancias ajenas a mí y a todos, han constituido un claro alejamiento a lo largo de los años, mi situación de salud también ha implicado un obstáculo en mis ganas de compartir con ustedes, familia y amigos, eternos adeptos y seguidores. He estado ausente, pero aun así siguiendo los pasos del progreso, del crecimiento de mi pueblo, porque me interesa todo lo que sucede con respecto al Maule.

Al enterarme por mi gran amigo, Alejandro Medel, el que fuera mi brazo derecho y quien comunicó a mi sobrino, José Pedro Hurtado Alarcón, acerca del homenaje que se rinde a éste, su servidor, me veo envuelto de recuerdos, de lo dulce y agraz, pero que ciertamente marcaron mi existencia. Mis padres vieron en Cauquenes un lugar de tranquilidad, donde establecer su familia y además trabajar la tierra. Yo nací en la provincia del Maule, un 17 de septiembre de 1928, época de cambios y nuevos aires, tanto políticos como sociales. La convicción de ayudar a los otros siempre estuvo cerca de mí. Provengo de una familia de servidores públicos de tradición, de personas conscientes de los derechos de los demás, de las cosas simples de la vida. Algunos de ustedes tuvieron la oportunidad de ver a mi madre paseando por las calles en su cabrita y muchos conocieron la bondad y simpatía de mi hermana Texia, apreciaron el tesón de mi hermano mayor, Orlando, todo un huaso elegante; y pudieron compartir además de las grandes anécdotas de Pedro, el menor de todos, de quien sus cenizas descansan actualmente en nuestro tan querido San Luis, tesoro de la infancia, sitio de recuerdos familiares. Si bien, tuve que partir a Santiago para culminar mis cursos de humanidades en el Internado Nacional Barros Arana, como muchos otros que esperaban acceder a la Educación Superior, para volver y entregar ese nuevo aire de cambios que, en mi caso darían un vuelco total a lo que se esperaba de mí, la Universidad de Chile no me cambió. Incluso después de haber sido electo diputado, la sangre tiraba y con ello, Cauquenes y su gente se abrían al mundo. Desde los helados del Mocambo hasta el puesto de la señora Rosita del mercado, de mis muy queridos amigos y compañeros de grandes batallas, como Alfonso Quiroz, o las grandes vivencias con el mundo agrícola, del cual me siento muy orgulloso de haber ayudado; la Reforma Agraria fue de mis grandes preocupaciones, junto a Jacques Chonchol, porque en tiempos de tiranía por parte de quienes se creían los más acérrimos latifundistas, quedaba desprotegido el obrero, las personas humildes e indefensas. La ley sobre asignación familiar prenatal, para empleadas y obreras del sector privado constituyó un hito en la historia de nuestro país, mas por ser una idea visionaria que otorgó una protección que las trabajadoras chilenas antes no tenían. Gran parte de las iniciativas que fueron propuestas en el Congreso Nacional en el tiempo que ejercí como parlamentario, nacieron a partir de mis recuerdos de Cauquenes, porque uno conoce a las personas, comparte con ellas y sabe acerca de sus inquietudes, así me enseñaron mis padres y, de igual forma, es que a mis doce hijos les inculqué el amor por sus orígenes, por esta tierra del vino que me ha dado tanto…

No podría omitir en esta misiva algunas de las grandes tareas que me fueron encomendadas, como el haber sido representante del Presidente de la República, Salvador Allende, en la Celulosa de Constitución, o haber sido de gran apoyo en la CORVI, que significó otra preocupación, junto a la educación de un país que crecía acorde a los tiempos, y junto con ello el futuro de Chile se iba desarrollando en nuestros niños.

Ser hijo ilustre de la ciudad que me vio nacer y que además me dio los valores que aun llevo conmigo, los que me permitieron conocer desde a mi querido amigo, Fidel Castro, hasta poder denunciar los atentados contra los Derechos Humanos ante el mismísimo Papa Juan Pablo II, me hace sentir verdaderamente honrado. Siento que la tarea nunca termina y espero que mi legado sirva para que otros cauqueninos de tomo y lomo, emprendan una senda avocados al servicio de los demás, como lo hizo San Alberto Hurtado, de quien aprendí durante mis clases de catequesis en Talca y posteriormente compartí apoyando su causa tan noble y destacada.

Verdaderamente siento en el corazón, que las personas de Cauquenes me recuerdan con cariño, como “el diputado de los pobres” que ellos conocieron, y hasta pienso aún se escuchan por allí, entre Pelluhue y Chanco, los gritos de muchos cauqueninos patricistas, que concuerdan conmigo al sostener que esta tierra, situada en la querida región del Maule, es realmente un lugar donde todo puede suceder.


Me despido, de forma agradecida y afectuosa.

Patricio Hurtado Pereira.

Santiago, Mayo, 2009
*La imagen corresponde al momento en que tomábamos nota de las ideas que mi viejito daba para redactar este documento. Fue la mejor de las inspiraciones. *Mi sobrina, Daniela, aparece de escribana.



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