Wednesday, June 24, 2009

Cuando quiero que llueva...

Cuando quiero que llueva, guardo silencio por un largo rato, y listo. Siento como que nadie me mira y mientras cierro los ojos, siento gotitas de garuga que se posan en mi nariz. Ellas me entienden, no me mojan del todo, quedan ahí unos minutos y luego se desmaterializan en mi piel, dejando un gusto a poco. Trato de acariciar esas mismas gotas con mis manos, pero ya no las encuentro. Abro mis ojos, la gente que pasa alrededor me observa de manera extraña. Se fue la magia y una sensación de agorafobia me invade, tengo miedo…
Imagino una gran tormenta, que resguarde mi inseguridad y el temor a los demás, sé que no me hará daño y, aunque me mantendrá alejado durante un tiempo, la confianza llegará a partir de los nuevos primeros días de lluvia, que traerán consigo un diluvio estilográfico, para que las ideas e imágenes regresen a mí y así poder llenar de historias y anécdotas este sitio eriazo, el cual quiero reparar.



*Imagen obtenida de Google

1 comment:

maderisticabro said...

mientras no te alejes tanto para no volver, las tormentas de repente son bien buenas (te hacen el aseo).
Un abrazo, amigo desaparecido.

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